"No hay un lugar quieto en las ciudades del hombre blanco. Ningún lugar donde se pueda oír el florecer de las hojas en la primavera o el batir las alas de un insecto. Mas tal vez sea porque soy un hombre salvaje y no comprendo. El ruido parece solamente insultar los oídos"
Carta de un jefe indio de Seatle al Presidente de los Estados Unidos (1855)

viernes, 19 de octubre de 2012

Resistencia!/Resistance! (VIDEO)

Testimonios de habitantes del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure que resisten la "consulta" tardía y fraudulenta del Gobierno de Evo Morales, sobre la construcción de una carretera por medio de su territorio.


A pesar de la degradante propaganda oficialista y el oportunismo electoralista de la derecha, mujeres y hombres indígenas resisten!
(This video is subtitled in english. If subtitles does not appear pleas watch the video on youtube site (http://www.youtube.com/watch?v=DqaixThsB8Aand activate the "closed captions" clicking on the "CC" buton below youtube screen)

Under the pretense of geographically integrating the country and bringing “development” to indigenous communities, the Bolivian government has launched a project to construct a highway that would cut through the middle of the Indigenous Territory and National Reserve Isiboro Secure (TIPNIS).

Paradoxically, the highway is plotted to be built dozens of kilometers from the indigenous communities, through their “sacred hill,” the place upon which the history and myth of their civilization is founded and one of the best-preserved nature reserves in the country, home to thousands of animal and plant species.

This video collects the testimonies of TIPNIS inhabitants who are resisting a belated and fraudulent “consultation” that attempts to legitimate the construction of the highway, consummating the destruction of their home and their way of life.

viernes, 12 de octubre de 2012

Los niños no son de yuca ni de arroz


¿Acaso los niños son azucar, yuca o arroz? —Cuestiona Doña Mercedes, mientras recuerda que antes, los indígenas no acostumbraban pesar a los bebés recién nacidos. Pero desde que se implementó el Seguro Universal Materno Infantil en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure todos los bebés que nacen son pesados y registrados. Doña Mercedes, que además es promotora de salud en la comunidad de San Antonio, en las riveras el río Imose, rememora la creencia de que si se pesa a un niño el siguiente nacerá más grande. 
No se trata de un curioso dato etnográfico, esta creencia nos recuerda cuán diferente y singular es la gente que habita el TIPNIS y cuán lejos están de entenderlos quienes gobiernan desde un escritorio y una receta preconcebida de "desarrollo" imponiendo la construcción de una carretera por medio de su territorio. Haciendo escarnio de un caso en que una mujer Yuracaré perdió a su niño por estar en mala posición en el vientre, el gobierno ha difundido a través de la radio "Kausachun Coca" (emisora miembro de la red estatal "Patria Nueva") propaganda en favor de la carretera, argumentando que con ésta vía las mujeres podrían ser rápidamente atendidas en un hospital. Con cierto humor negro, Dña Mercedes replica: "Si la carretera está lejos... acaso vamos a correr "petacudas" (gordas) al hospital". En efecto, la carretera que planea el gobierno pasaría a decenas de kilómetros de las comunidades del TIPNIS y sería absurdo que una mujer embarazada viaje durante días para ser atendida en un hospital. Existen postas de salud en algunas comunidades, pero como parte de la guerra de baja intensidad que ha emprendido el gobierno contra TIPNIS, no están funcionando. 
Sin embargo, ese no es el dato de fondo, muchas mujeres aún prefieren ser atendidas en sus comunidades del modo tradicional y rodeadas de gente que conocen. Doña Mercedes recuerda que un hijo le nació muerto la única vez que acudió a un hospital. Que irónico, si su madre es una experimentada partera: suele "sobar" periódicamente el vientre de la futura madre acomodando el bebé y corrigiendo su posición. Sabe que las mujeres prefieren la compañía de sus esposos al anonimato de un doctor; un entorno de chuchíos a la frialdad de un biombo de hospital; el aroma de la tierra y el humo a la arrogancia aromática de desodorantes y antisépticos; las tiernas y cálidas manos de una abuela partera a la hostil frialdad de unos fórceps de acero inoxidable. Pero lo más importante: prefieren la libertad de decidir cómo y dónde parir. 
Siguiendo los lineamientos del "Consenso de Washington" (recetario del neoliberalismo) el presidente Evo Morales ha implementado medidas asistencialistas como el Bono Juana Azurduy, para las mujeres embarazadas, una medida que en general ha tenido un impacto positivo en el país. Sin embargo, para acceder a este bono, las mujeres deben asistir a "Controles Prenatales" y parir en Centros de Salud, lo que significa que deben descartar la posibilidad de ser atendidas con una partera en un entorno familiar. Esta sutileza se convierte en una forma encubierta de violencia y aculturación de las mujeres indígenas y una agresión a la soberanía sobre sus cuerpos. Sumado a otras tácticas propagandistas, este bono también es usado para disuadir a las mujeres indígenas para lograr su apoyo en favor de la construcción de la carretera.  
Las mujeres indígenas no son objetos, y sus hijos tampoco, por eso dicen que sus niños no son de yuca ni de arroz para ser pesados en una balanza. Ellas solían saber cuándo sus hijos eran saludables y cuándo no. Y solían curarles la diarrea con la semilla de "Vira Vira" o con una infusión de "palo diablo". A alguien, o tal vez muchos alguienes, se les ocurrió que sabían más que aquellas mujeres, y que podían enseñarles a parir. Afortunadamente hay todavía muchas mujeres que no han olvidado las lecciones de las madres y abuelas que las parieron de la única forma posible, de la única que sabían, de la suya propia. 

martes, 9 de octubre de 2012

El Tigre y la capiguara


Mercedes es el tigre y Juana la Capiguara. Todas las tardes, luego de haber cumplido con sus tareas y los deberes del hogar, se “champan” (sumergen) en las refrescantes aguas del el río Ichoa.  Y a nadar de aquí para allá, contrarrestando el calor que reina en la comunidad de Santiago, en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, TIPNIS. Intentan no mojar su cabello que está recibiendo un tratamiento con aceite de motacú. “Uhú”... “uhú”... “uhú”... dice Juana imitando a la capiguara mientras Mercedes hace un gruñido, enseña sus manos como garras y se champa en el agua para perseguir a su hermana, en un entretenido juego infantil.

Don Cecilio y Dña Rosa, padres de las 2 pequeñas y otros 5 hijos más, recuerdan cómo se evitó que en el pueblo de Santiago, los agentes del gobierno ingresen a imponer la tardía y fraudulenta consulta sobre la carretera que partiría el TIPNIS. Mientras don Cecilio y Doña Rosa se encontraban en la IX marcha, rumbo a La Paz, un helicóptero intentó aterrizar en la cancha de Santiago, su hija mayor, una adolescente de hermosos ojos rasgados y mirada decidida juntó algo de pastos secos e inició una enorme fogata, que alertó a la comunidad y evito que la nave aterrice en una comunidad que ha dicho decididamente NO a la consulta ni a la carretera.
Hay mucha gente joven en Santiago y muchos niños, nadie quiere que la carretera intervenga su territorio. Muchos de los habitantes de la comunidad no han terminado la escuela, Don Cecilio nos pide que le enseñemos a utilizar la calculadora para no ser engañado cuando compra el combustible en Trinidad para impulsar con un “peque-peque” (un pequeño motor) el “casco” (canoa) en el que se transporta la gente de las comunidades del TIPNIS. Este hombre tiene la modesta actitud de alguien que no sabe mucho, que no conoce mucho, que no ha estudiado; pero sabe lo que ninguna universidad enseña: el valor del territorio y su forma de vida. Sabe además en qué remansos se juntan los peces, cómo se comporta la palometa, la boga, el surubí, el machete, los yayuses, blanquillos y paletudos, sabe reconocer las pisadas del tigre, el asedio de los troperos, el rumor de los manechis, reconoce el olor del surazo y sabe adivinar la lluvia y los vientos. Sabe que nadie va a venir a “civilizarlo” y a decirle cómo tiene que vivir... sabe cómo defender su territorio... su “Loma Santa”, concepto en que se funden la historia y el mito de su civilización: la búsqueda de la tierra sin mal, de un lugar encantado que no se inunda y donde pueden vivir de su entorno y en relación con la naturaleza, pescar, cazar y hacer chaco para comer, no para lucrar. Sabe que lo plurinacional no es solo una palabra bonita en una constitución.
El psiquiatra Frantz Fanon decía respecto a la revolución africana, que no bastaba con que los negros tomen el poder y administren el mismo Estado colonial, sino que éste debería ser desmantelado. Lo mismo puede decirse del “Proceso de cambio”, porque no sirve de nada que un indígena tome el poder, si éste va a continuar el legado colonial de “civilizar” y convertirnos a todos en ciudadanos occidentales y modernos convenciéndonos de nuestra condición de “pobres” y “subdesarrollados”. Los Mojeños, los Chimanes y Yuracarés tienen el derecho de reafirmar en su territorio su propia vida y condiciones de existencia, no porque lo diga la ONU o la OIT, o porque al “estado plurinacional” se le ocurra consentirlo, sino porque así lo autodeterminan ellos mismos y así han vivido siempre. Porque Mercedes no quiere ser Sahakira ni Lady Gaga, Juana no quiere ser Katty Perry, quieren seguir siendo el tigre y la capiguara.

Digna es la resistencia


Ha cumplido 13 años el 21 de septiembre de 2012. Cuenta su padre que la bautizaron así, Digna, por el calendario Bristol. Para celebrarla en su cumpleaños prepararon chicha de yuca y algunas otras delicias. Su hermano mayor trajo carne de tropero (puerco de tropa) con que el monte premió su puntería y habilidad de cazador. Doña Justina, una adorable viejecita interrumpió una reunión de la comunidad para alertar de la presencia de esos animalitos salvajes y deliciosos que merodeaban la pequeña aldea de Providencia, en las márgenes del río Chimimita, tributario del Ichoa, en la parte central del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Sécure, TIPNIS.


La mencionada reunión (brevemente interrumpida por la alerta de troperos) discurría entre quejas de los comunarios a sus dirigentes y enjundiosas acusaciones contra la campaña de desinformación del gobierno. Don Carlos, el corregidor cuenta sin disimular su molestia, que ya habrían sido “consultados” por el gobierno en una maniobra engañosa: en una oportunidad el tristemente célebre Juan Ramón Quintana llegó a Providencia con una nutrida maleta de promesas y se habrían recogido en actas  las firmas de los comunarios a título de demandas y necesidades (digo tristemente célebre, porque todavía se recuerda acá cómo huyó de San Ramoncito con la nariz ensangrentada de un puñetazo y con un vidrio del helicóptero roto a punta de machetazo, hoy trofeo de Guerra de aquella comunidad cuyo nombre provee de una curiosa paradoja a esta anécdota). La bronca de Don Carlos se debe a que las brigadas de consulta llegaron haciendo propaganda sobre los supuestos beneficios de una carretera que pasaría a decenas de kilómetros y un par de semanas de viaje por tierra y río desde esta comunidad. La gente de Providencia, como es de esperar de una comunidad pequeña pero digna, dijo NO a la carretera por medio del territorio indígena. Don Carlos se siente engañado y utilizado, porque las promesas del Quintana no llegaron a un pueblo que no niega sus necesidades, pero que por nada está dispuesto a ceder la integridad de su territorio. Sin embargo, según la información oficial del gobierno providencia habría dicho que sí a la carretera: he ahí el tenor de la molestia del corregidor y los comunarios.
La comunidad de Providencia tiene muchas necesidades, así como otras comunidades del TIPNIS. Muchos se ven obligados a migrar temporalmente, trabajar de peones en las estancias aledañas; la hermana de Digna trabaja de empleada doméstica en Cochabamba, nadie sabe de ella desde hace algún tiempo. El gobierno tiene dinero para transportar brigadas por helicóptero, imprimir cartillas a todo color haciendo propaganda sobre la carretera y acusando y difamando al movimiento indígena; pero es incapaz de implementar educación y salud de calidad por los ríos del TIPNIS que son navegables casi todo el año... “son nuestra carretera” suelen decir los vivientes del territorio indígena.
Digna tiene un nombre de poema, va más allá del calendario Bristol, sintetiza el valor de la lucha por el territorio, es una palabra que desde los 90 ha sido enarbolada por el movimiento indígena: dignidad. Ese algo que no se negocia por un motor de luz, por un fuera de borda ni por un panel solar. Porque la resistencia a la consulta y a la carretera es digna y porque digna es la resistencia.

Bloquear el río



Las carreteras del país siempre han estado acosadas por 2 factores: los impactos de la naturaleza y los bloqueos ocasionados por el descontento social. Los habitantes del Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro Secure, TIPNIS suelen decir “el río es nuestra carretera”, y como tal, también está sometido al temperamento de la madre tierra y novedosamente al descontento de sus hijos. Tras haber sido engañados e ignorados por el gobierno luego de la VIII y XIX marcha los indígenas del TIPNIS decidieron resistir en el territorio contra un proyecto de carretera que intenta ser avalado por una tardía y fraudulenta “consulta”. Comenzaron templando 2 alambres a lo largo del Río Isiboro en la comunidad de Gundonovia. El gobierno ha acusado a los habitantes y autoridades naturales de esta comunidad de impedir el paso del desayuno escolar y del personal de salud. 
No obstante este bloqueo, tiene una particularidad, es un bloqueo simbólico y selectivo. Dos alambres de púas en los que reza un cartel “Resistencia digna”, alertan sobre un territorio que le dice NO a la imposición de una carretera y de una consulta posterior, fraudulenta y de mala fe. Sin embargo los vivientes del territorio atraviesan esta barrera reduciendo la velocidad de sus motores o canoas y levantando el alambre lo suficiente como para permitirse el paso. Entran y salen de y hacia la ciudad de Trinidad sin ninguna dificultad. Entran y salen porque es su territorio. Sólo el personal del gobierno, quienes quieren imponer la consulta, están vetados de ingresar en el TIPNIS. En varias actas, los habitantes del territorio han hecho constar que el Desayuno Escolar sigue esperando en Los Puentes o en Puerto Geralda, para ser despachado sin dificultad. Pero el municipio de San Ignacio, aliado del gobierno se niega a enviarlo y cínicamente acusa al bloqueo de ser la causa para que el alimento no llegue a su destino. Personal medico, nunca hubo, a excepción de algunos enfermeros que brillan por su ausencia (igual que los guardaparques). Un centro de Salud en la comunidad de Santiago (inconcluso por un negociado) es hoy el dormitorio los murciélagos y anfitrión de la maleza que atestigua como este elefante blanco carece de quien lo atienda. La misión de Médicos Canarios que ingresaban a hacer trabajo voluntario en el territorio se ve imposibilitada de entrar por barreras burocráticas impuestas desde la gobernación del Beni, aliada del gobierno. 
Estos argumentos en contra de la resistencia han sido tejidos en una especie de prosa de contrainsurgencia para desprestigiar y criminalizar la protesta social. Son sólo una excusa que además pretende justificar el fracaso de la consulta. No pudiendo ingresar al territorio más que por helicóptero o avioneta, aprovechando que la gente esta trabajando en sus chacos, el gobierno ha comenzado una campaña de desinformación, sumado a la infiltración de comunarios y profesores afines a cambio de favores, prebendas y en  muchos casos amenazas. 
Lo cierto es que el río también se puede bloquear. A veces la palizada (árboles que arrastra el río)  impide o dificulta la navegación pero también la dignidad sabe ponerle un límite a quien quiere invadir y dividir un territorio. Dos alambres y un cartel escrito en bolsas de yute, son el modesto símbolo resistencia que según el gobierno se hace con financiamiento de “ONGs” y de la “derecha”. Don Cecilio, en la comunidad de Santiago, donde una red de pesca bloquea el río Ichoa, hizo que su hijo Ramiro colocase un cartel “Resistencia” prestándose del profe Ismael una cartulina y un marcador. Al principio, pensé que era un error utilizar un eslogan del gobierno: “para vivir Bien”. Pero creo que don Ceci, como le decimos, es callado pero inteligente, y con este modesto cartel quiere enseñarle al Evo, al Linera y al Quintana lo que realmente significa “Vivir Bien”.